Voy a empezar mi comentario relatando la noche del sabado.
Estoy tirado en mi sillón, jugando Xbox, corriendo intrépidamente dentro de mi auto supercargado, equipado con velocidad hasta los dientes, compitiendo contra otros infames runners del mundo de TRON (tal vez nadie recuerde esa película)... En el medio de una de mis mas espeluznantes actuaciones suena mi telefono y del otro lado una señorita me invita a concurrir a un recital de una banda mexicana de renombre llamada MAÍZ. Bueno, no debo decirles lo que pensé en ese momento porque esa sería otra historia, imagínenlo.
No tengo ganas de ir, pero la verdad es que llevo varios días en esta posición, ya me duele el culo de estar sentado... Digo: - A cagar, yo me largo... qué puede ser peor que esto?
Creo que mejor ni me baño, sólo me cambio las medias que ya apestan a rayos y me cepillo los dientes, vamos a ver que me depara esta noche. Antes de irme le doy de comer a mi gato porque el hijo de puta me está maullando desde hace dos días, será porque no tiene comida? quién sabe?
Salgo de mi depa y bajando por las escaleras me cruzo con mi vecina, una total Doña Florinda mal- cogida que no tiene otra cosa que hacer que sacar mi ropa de sus cuerdas del tendedero y quejarse de mi endemoniada música electrónica, odio a esa gente que no puede hacer otra cosa que andar viendo el culo ajeno porque su vida se llena de nada.
Bajo las escaleras, voy sintiendo el frío que llega desde afuera, es cada vez mas real y sobrecogedor, no es como en Buenos Aires, acá huele mal.
Entre mi auto y yo, hay sólo una calle, tengo que cruzarla, cada vez estoy más lejos de mi sillón y más cerca del frío. Este frío que es más crudo aún sin la compañía de mi gato y sabiéndome lejos de las personas que creo que quiero. México es un lugar lindo y loco a la vez, pero lo peor de todo es que esta lejos de mi casa, lejos de la Paternal, lejos del cementerio de la Chacarita, lejos de las chicas de Cabildo y Juramento, lejos de Nicolás Castro... lejos.
Entre semaforos sin amarillo, asfalto contínuo y limpiadores de vidrios me voy aproximando al lugar del encuentro. Ella me espera dentro del bar, lejos del frío. No tengo ganas de verla, no tengo ganas de estar acá, pero acá estoy y la veo. Ella no es muy atractiva, tiene algo que le gusta a los hombre pero a mí me esta dejando de gustar. Me sonríe, yo no. La noto medio eufórica por el hecho de vernos y salir, ir a ver a una banda juntos parece ser mucho, para mí no.
Nos subimos al auto nuevamente y de a poco en poco me alejo cada vez más de mi sillón, pienso en mi gato y lo imagino reposando en mi caliente aposento con la barriga llena de croquetas y calor, lo envidio. Transitamos puentes, calles y callejones, avenidas y por fin el viaducto, una especie de río para autos, un cementerio de perros de la calle, un refugio para los asesinos del volante, una maldita pista de despegueque que me mueve lejos de mi sillón.
Por fin llegamos, el estacionamiento es extenso y pienso si hubiera sido mejor llegar caminado, como lo hacia antes... te acordás Nico? cuando fuimos a ver a los Beasty Boys?
Yo no sé si es mi estado de animo o las cosas son más horribles y desagradables que de costumbre.
¡Maldita sea! Todavía hay que caminar una media hora para llegar al estadio. Ahora si el frío se apodera de mí, se convierte en mi dueño e invade hasta los cordones de mis zapatillas, estoy a punto de renunciar, no se porque no lo hago.
Vean esto: un espacio que tiene tanto lugar dedicado a la gente como a los baños, cualquiera podría pensar que es un beneficio, yo pienso que la gente de acá tiene poca continencia. Imaginen un festival que de eso solo tiene el nombre, imaginen un monton de perros tratando de venderte porquerías falsas, sobrantes de otros conciertos, camisetas de trapo viejo... Poca onda, mucho verbo.
Llegamos temprano, todavia no empezó a tocar la banda que vinimos a ver, no se si es suerte o todo lo contrario. Hay mucha gente comparada con la que había en mi casa, pero poca para ser un festival, pienso que el Loola Palooza sembró sus semillas y ahora todo se convirtió en nada, nada de gente gente, nada de contenido, nada de nada.
Por un segundo, un silencio que me pareció glorioso colma el lugar, tengo la esperanza de que así va a quedar, la pierdo inmediatamente. Anuncian a MAIZ, la banda número uno en Mexico, la gente se aloca y las pocas chicas que hay se agarran de los pelos, no entiendo nada. Según me dijeron son famosos por haber hecho el primer concierto en paracaídas, la canción duro un minuto y medio y luego de la caída hubo que reemplazar al baterista, no aguantó el golpe.
Entre el tumulto de la gente noto que empiezan a salir los músicos y entre ellos adivinen a quien vi. Si señor, era Esteban Canepa en persona. Había dejado las artes graficas desencantado con una modelo a la que no puedo retratar y prefirio dedicarse a la música descubriendo su talento como cantante, yo todavía no lo descubro.
Con sus pelos largos y su atuendo de Rock-Star arenga al publico. Deberían verlo, con sus piernas largas, casi desproporsionadas, sus cejas enteras y su mirada superada por sí mismo, ni él se la cree. Sabe que está ahi sólo para joderme la vida, como siempre.
La gente es rara, no los entiendo... y solo tengo ganas de estar en mi sillón.
Cap. Solo
3 comentarios:
que relato de mierda... no consivo este tipo de textos... Capitan Solo definitivamente me pareces un estupido
Pablo Mateu
Mateu, no moleste, creo que es genial, que deberíamos cerrar este blog y abrir uno nuevo que se llame el´MAíz de Han SOlo.
nc
MATEN A HAN SOLO!!!
Pablo Mateu
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