miércoles, enero 26, 2005

Jugo de Paty


En el año 1987, en una ciudad olvidada de un país que ya no existe. La sociedad entera está obligada a consumir productos a base de ''Frutas del bosque'', un elemento totalmente artificial y muy de moda a mediados de los ochenta en Australia y Norteamérica. El gobierno de este país en cuestión obligó a sus habitantes a comer esto pensando que así podrían igualarse de alguna forma con estas dos potencias angloparlantes.
Sin embargo en un suburbio de la ciudad olvidada, existió una persona que a su manera se rebeló, abriendo un local de expendio de comidas hechas a base del último resabio de alimentos de origen animal que quedaba.
De esto se enteró un joven empleado de seguros de nombre Piero Bokser, que entre harto y desesperado decidió ir en busca de algo más para comer.
Luego de tomar su jugo concentrado del mediodía y con la excusa de ir a comprarle otro a su jefe, un día salió de su oficina acompañado de su mejor y único amigo Diego Martín. Juntos buscaron ese lugar escondido y diferente al resto de los locales gastronómicos de este país que ya no existe.
Se subieron a un tren y luego de un largo rato se bajaron en una localidad bastante alejada de su lugar de trabajo llamada ''Adrogué''. Al llegar y siguiendo los pocos datos que tenían, llegaron hasta una pequeña casa de fotocopias. Lo más extraño de esta casa era su ubicación, justo debajo de la tribuna visitante de la cancha de Brown. Sin golpear, Piero y Diego entraron y ocuparon en silencio dos de los tres únicos asientos que tiene el local. El silencio se interrumpió cuando el que atendía tiró dos patys tan rojos como grasientos arriba de una antigua parrilla.
El parrillero que estaba totalmente vestido de blanco, pero manchado por grasa negra, le retiró un vaso a un tercer comensal. Muy nerviosos Piero y Diego hablaban en voz alta como si fueran verdaderos parroquianos del lugar.
El parrillero que los miraba, se acomodó unos gruesos lentes y de sus bolsillos sacó dos servilletas de papel y las colocó en la mesada que hacía de mesa, separadas por un plato blanco bastante ancho. Arriba de las dos servilletas dos vasos de vidrio. Enseguida con una espátula sacó los dos patys de la parrilla y los sirvió en el plato. Agarró los dos patys semicrudos uno con cada mano y los escurrió sobre los vasos. Piero y Diego se miraron sin entender la situación. Pero sin perder tiempo tomaron cada uno su vaso y lo bebieron como si fuera agua en un desierto. Luego le agarraron las manos al parrillero y le chuparon los dedos, hasta dejarlos secos y limpios.Luego ellos chocaron sus manos, se abrazaron, y rieron. Piero pidió otra ronda, Diego luego de eructar lo interrumpió diciendo - ¡Dejá esta vez invito yo!
Cap. Solo y NC.

Posted by NC.

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