Viernes 4 de junio
Ayer, después del trabajo me encontré con Euge en un bar de San Telmo. Tomamos varias cervezas y, más tarde, se sumaron Ale, Marcos y Francisco. La discusión de la noche: “¿es León Gieco el Bob Dylan argentino?” No, no, no, Calamaro lo es, no tengo duda alguna. De todos modos, siempre es interesante mantener discusiones que no llevan a nada y que no tienen ninguna importancia, más si hay cerveza de por medio.
Los chicos se fueron a bailar y Euge y yo volvimos caminando a los tumbos, una linda noche para caminar. Se quedó a dormir en casa. Siempre hablamos de lo mismo, desde que las dos nos separamos de un demasiado ego. ¡Y qué bien estamos ahora!
Hoy es viernes, comienza la carrera por encontrar fiestas para el fin de semana, todavía no hay nada muy prometedor. Ayer le pregunté a Juan si sabía de algo para hacer y me dijo que no, ya no entiendo nada, nada, nada. Hoy todavía no hablamos, pero ya lo decidí, no seré yo la que empiece una conversación, salvo que algún motivo laboral me lo haga inevitable. Uf, por momentos me siento una quinceañera.
El diario de Sofía Liberman
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