Que rico sentir el olor de una carnecita cociéndose en el horno, percibir el ruido de la cebolla friéndose en un sabroso infierno en compañía de unas pecaminosas papas.
Por sobre la barra que divide la sala de la cocina se escabulle un delicioso aroma a morrón rojo, se distingue porque su olor viaja con las partículas que despide sobre el jugo de ese pecetto tan magro como un Martini.
Me acerco flotando en mi imaginación hasta la ventana del horno y los descubro. Todos ahí en la gran orgía de calor y grasa derretida. Empapándose, revolcándose y chisporroteando unos sobre otros.
Las batatas parecían ser las más desenfrenadas, creí haber visto a alguna rodar sobre aquel pecetto hereje; esa expresión no imagino poder olvidarla nunca.
Pero había algunos invitados que daban la pinta de estar deshaciéndose en su propio jugo, frotándose contra el otro extremo del pedazo de carne estaban las cebollas hechas trizas en un mar de sudor que escandalizaría al mismísimo Marqués de Sade, y lo pondría a escribir sobre aquello.
Nada puedo decir del morrón que grafique de lo que mis ojos fueron fieles testigos. Tan solo podría comentar que lo sorprendí en completo éxtasis. Él mismo se encontraba avergonzado por sus actos pero no por eso le quitaba las manos de encima a una papa intimidada, recluida en un rincón y tiritando de pánico; mientras con sus oblongos pies quería alcanzar a toda costa el trasero de otra lujuriosa cebolla insaciable.
Eso era una bacanal, un verdadero festín ausente completamente de pudor; un ensayo que dejaba a los párrafos bíblicos sobre Sodoma y su prima ciudad a la altura del cuento de los tres cochinitos.
No me pareció correcto ver más, preferí respetar su intimidad y retirarme antes de ser testigo de escenas más desopilantes aun; regresé flotando en el aroma de mis pensamientos hasta la sala de mi departamento.
Me di cuenta de que había estado muy lejos, a miles de kilómetros de distancia, porque en mi morada nadie cocina en este momento, ni huele a carne al horno.
Cap. Napoleón Solo
(Perdón Castro, perdón JB... el de los errores soy yo, no mis textos)
5 comentarios:
menos pedir perdón
y agarrá un libro de vez
en cuando
nc
Menos decir que hacer y hacer.
Cap. Napoleón Solo
bueno, bueno...tomémoslo con calma...y sí, leer es de lo que más ayuda.
besi
Recuerdo una frase que decía más o menos así: "El que escribe más de lo que lee es muy probablemente un aficionado".
Yo nunca me vi como escritor... asi que basta!
Abrazos
Cap. Napoleón Solo
jb
han es muy sensible,
tanto
o mas que yo
nc
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